Como caminar por el bosque, nada es olvidable.

Un sendero deviene en una rama que es una flor que es una vida que es una posibilidad.

La obra de Camila brota constantemente, destino de sus hallazgos.

Brota, eso es, brota toda.

La rapidez plástica que la caracteriza la lleva a torcer el barro, nadir del territorio, de modo que pasa por las manos de la artista sin detención y ella va modelando a medida que ese tiempo entre veloz y eterno transcurre, lo hace con el sentido de lo inevitable.

Todo brota. Es naturaleza vuelta en otra naturaleza. espejo indisoluble.  

Entre bizcochos, esmaltes y metales oxidados resueltos en ensambles de morfologías orgánicas, las cerámicas de Camila Lons no tienen un espíritu representativo. La artista genera entidades nuevas y de presencia misteriosa del orden de lo mágico.

Siempre supo que iba a ser artista y que esta primera exposición individual se titularía Florecer.

Transitar este bosque en ebullición propone conocer su obra y adentrarse en alegorías de un mundo que rescata lo natural.

Nombrar así, calza perfecto y representa este acervo inaudito, espontáneo, indómito y visceral.

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Texto y curaduría: Paula Bladimirsquy