Fui descubriendo la pintura de Alfredo a medida que recorría sus obras

y lo escuchaba entre tantos relatos, reflexiones y anécdotas vividas.

En su acervo hay un despliegue extenso e íntimo.

Es un entusiasta del oficio en sí mismo.

Como relata : ¨No creo en la pintura espontánea, en algún lugar me inspiré, la obra propia tiene una genealogía¨.

De manera que las pinturas presentadas tienen, en principio, una doble lectura, la profundidad pictórica y el homenaje a piezas icónicas de artistas como: ¨La persistencia de la memoria¨ de Salvador Dalí, ¨Campbell's Red and White Condensed Tomato Soup¨ de Andy Warhol, ¨La habitación de Arles¨ de Vincent van Gogh para nombrar algunas de las  doce piezas que integran Al ver, verás!

Estas influencias inspiracionales se complejizan con la propia voz del artista y aquí opera su traducción: sin conformarse con este reconocimiento per se, Esposito se pregunta sobre aquello no dicho a primera vista.

Allí entra su torbellino creativo hecho síntesis e invita o más bien, instiga al espectador a una posibilidad mucho más profunda. Propone en la observación de las piezas su redescubrimiento: a través del recurso monocromático donde el espectador las identifica, luego, con el tiempo que provee una buena observación, ve el color original.  Para ello el artista ha desarrollado una técnica donde arma la imagen peinando el lienzo en diferentes direcciones con pigmentos que absorben la luz en un 98%.

Las obras se activan una vez que el observador las reconoce y percibe la traducción autoral que Esposito presenta.

Hay una forma pregnante, destacada y persistente: el círculo. 

Como símbolo universal representa conceptos como unidad, perfección, infinito, continuidad y totalidad. El artista norteamericano Pousette-Dart se refería al círculo como "la brújula de la eternidad" por su asociación con la vida eterna.

Una estructura contínua, omnipresente, una pulsión que se traduce en la negritud más intensa posible, una mirada histórica, un secreto que no calla y todo lo que requiere ser mirado está en el presente de la obra de Alfredo Espósito.