El fuego rasga el aire, lo corta, lo parte, lo destroza. lo surca y
altera esa materia etérea para reconvertirla en un simiente.
Se podría hacer el ejercicio de imaginar una modalidad similar para visualizar el gesto de Ütz cuando manipula el papel, su materia basal. Ella, trabajando sin un ritmo establecido, más bien con movimientos bravíos; siguiendo la configuración que arman las líneas quebradas sin sujeción a un origen determinado.
Lo somete a lo indómito de su carácter, no lo deja tranquilo, lo araña, lo convierte en línea, reconfigura sus límites territoriales, lo transmuta de lenguaje, en definitiva Utz expande la materialidad del papel a una performance gráfica.
Ella viene de la pintura y este giro de apropiación de los planos pictóricos pone a su obra en coqueteo con una voz conceptual. Los límites, no son propios de los artistas contemporáneos y aquí la artista, lo demuestra.
El uso de plenos activa como un absoluto para poner cierta tensión como si fuera posible una radiografía de estado espiritual de una cicatriz viajera. La artista captura esa impronta y nos presenta el papel cicatrizado y rajado en un aire detenido.
Utz nos comparte: ¨Romper implica un previo proceso interno de decisión de destrucción. Presto atención a los bordes blancos que van apareciendo como si fueran cicatrices. Sus formas, sus medidas, la manera que tienen de aparecer y desaparecer en el mismo plano. Su fuerza y contundencia. Su timidez
Con los retazos resultantes de esta destrucción busco luego realizar nuevas composiciones.Nuevas formas de vida que se imponen y obligan a romper estructuras. Desequilibrios que compensar, o tal vez no. La exterioridad se toca con la interioridad en mi obra¨