A  la hora de trabajar Sofía entra en contacto en el sentido más amplio del término. Arma su atmósfera sensorial que inicia tocando los géneros aún nóveles, seleccionando la paleta en la que trabajará, estudiando las gamas según sus asociaciones energéticas. Aún así, su abordaje es indómito, lo que la lleva a generar una prolífica producción.

Los tonos apastelados se relacionan de manera muy cercana, en el plano de la espacialidad ésta es una búsqueda que también se vislumbra en las piezas de trazos monocromos negros: Los Conectores, como le gusta llamarlos a la artista, ese sinfín de líneas y trazos en diversos grosores que rompen la demasía para ir en busca del próximo elemento a unir, convocar e incluir.

Es una obra que con un mínimo  de recursos como una acción directa, enuncia entre sus ejes sensibles el contacto como una apuesta incluso crítica ante algunas realidades sociales.

Recorridos que empiezan a ser laberínticos donde Sofía halla el método que  profundiza su juego estético y opera como transportador de la atención. Lo lúdico como sistema y reflexión, lo vincular como búsqueda perseverante son las constantes que aparecen tanto en la obra de Rametta como en sus relatos.

Dejarse llevar, confiar en el tiempo interno y elegir compartirlo nos trae la primera exposición individual que Sofia Rametta nos presenta hoy.